Antología



Aldo Leopold, Almanach d’un comté des sables, París, Flammarion, 2000 [1949], p. 158. Traducción de Faro.


Como la mayoría de los aspirantes a cazador, era aún muy joven cuando me dieron una escopeta de un solo cañón y permiso para cazar conejos. Un sábado de invierno, de camino a mi coto de conejos favorito, vislumbré que en el lago, entonces cubierto de hielo y nieve, había un pequeño “agujero de aire” por donde un molino de viento descargaba agua caliente desde la orilla. Hacía tiempo que todos los patos se habían ido hacia el sur, pero yo formulé mi primera hipótesis ornitológica en ese mismo momento: si quedaba un solo pato en la zona, inevitablemente, tarde o temprano, aterrizaría en este agujero de aire. Contuve mi apetito por los conejos (toda una hazaña en aquellos tiempos), me senté en medio del frío matorral, sobre el barro helado, y esperé.

Esperé toda la tarde, temblando un poco más con cada cuervo que pasaba y con cada crujido del viejo molino. Por fin, al atardecer, un solitario pato negro apareció por el oeste y, sin siquiera hacer una ronda de reconocimiento, plegó sus alas y se zambulló hacia el agujero de aire.

No recuerdo el disparo, solo mi felicidad indescriptible cuando mi primer pato se desplomó sobre la nieve helada con un ruido sordo, sobre sus espaldas, agitando el aire con sus patas rojas.


Aldo Leopold, “La ética de la tierra”, trad. Alicia Herrera Ibáñez, en Margarita M. Valdés (comp.), Naturaleza y valor. Una aproximación a la ética ambiental, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y Fondo de Cultura Económica, 2004 [1949], pp. 26-27.


Toda ética desarrollada hasta el momento descansa sobre una sola premisa: que el individuo es miembro de una comunidad cuyas partes son interdependientes; sus instintos lo incitan a competir por su lugar en esa comunidad, pero su ética lo incita también a cooperar (tal vez para que haya un lugar por el cual competir).

La ética de la tierra simplemente amplía los límites de la comunidad para incluir suelos, aguas, plantas y animales, o colectivamente: la tierra.

(…)

En pocas palabras, una ética de la tierra cambia el papel del Homo sapiens: de conquistador de la tierra-comunidad al de simple miembro y ciudadano de ella. Esto implica el respeto a sus compañeros-miembros y también el respeto a la comunidad como tal.


Bibliografía



Aldo Leopold

A Sand County Almanac

Oxford, Oxford University Press, 2001 [1949]

Equilibrio ecológico: almanaque de un condado arenoso y ensayos sobre conservación tomados de Round River

trad. Ángel Carlos González Ruiz

Ciudad de México, Gernika, 1996



Aldo Leopold

“La ética de la tierra”

en Naturaleza y valor. Una aproximación a la ética ambiental

de Margarita M. Valdés (comp.)

trad. Alicia Herrera Ibáñez

Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y Fondo de Cultura Económica, 2004 [1949]